martes, 13 de marzo de 2007
Vegetal 1
Querido blog:
Hoy no hice absolutamente nada. Me levante a las 4 de la tarde, con la cabeza llena de murciélagos alcoholizados con sus radares embotados de tanto gritar. Con movimientos empastados y ganas de imprimir a todas mis acciones ese menjunje de bizcochuelo que recubría mis articulaciones, giré mis ojos perezosos hacia la cabecera virtual del colchón tuneado que constituye a veces mi lecho. Tirado en una posición muy parecida a la mía, se encontraba vegetando un cascarudo. Es raro compartir ese estado de potus deshidratado con un insecto. Temí estar soñando nuevamente con convertirme en un Luis Buñuel bananero. Pero no, efectivamente el cascarudo amodorrado existía, y me miraba con ojos semi-cerrados, transmitiendonos mutuamente nuestra nada. Permanecimos en posición fetal por alrededor de una eternidad, acompañándonos fraternalmente en un día que cualquier persona con algunos volts de actividad cerebral se esforzaría sobremanera en revertir, o en olvidar a la brevedad. La marquesina diurna de sombras azules, el cielo razo que tantas proyecciones me ha otorgado a través de los años, desdibujaba manchas de humedad, deformando esas desagradables nubes edilicias, trocándolas en escaleras infinitas, ilustraciones de un uscher parapléjico.
Vi una sombra saltar y uír desesperada del habitáculo. El cascarudo decidió hacer algo de su vida.
Los ojos se me llenaron de lágrimas. La trsteza de perder un compañero de emociones puede resultar desagradable.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario