jueves, 26 de julio de 2007

miércoles, 25 de julio de 2007

El servidor del infierno



Hoy mi imaginación me jugó una terrorífica pasada. Arriando las velas, trastabillando torpemente a popa, para comenzar con mi rutina náutica diaria a través del picadito mar blogger, leo un mensaje de error escupido por don Internet Explorer directo a mi rostro, cuya leyenda afirmaba: Infernal Server Error. Al instante una serie de imagenes macabras asaltaron mi cabeza, donde un gran cuarto con lucecitas y routers y servers, y cartelitos que dicen IP, TCP, y sus derivados (conceptos que por modorra o falta de interés nunca terminé de entender), teñido de rojo y repleto de criaturas dantescas, chorreando bilis, sangre y fluídos desagradables en tonos ocres. Una serie de programadores e ingenieros en sistemas, con sus lentes resquebrajados, hacen fila con las cabezas gachas, sin ropa y con grilletes oxidados y afilados rodeando sus tobillos y cuellos, esperando ser torturados por toda la eternidad en ese cuchitril infernalmente mecanizado. Sus almas vagarían eternamente a través de un banshee-alarido de sufrimiento digitalizado, mientras un incubo obrero les mete monstruosos ceros y unos por el culo. Sus cuerpos serán mutilados con discos rigidos en llamas, girando como sierras vivientes, repletos de información Top Secret. El sub-mundo de The Preacher sería un paseo en calecita amenizado con bocaditos de Nestum, al lado de esta pesadilla infra-humana.
Con los ojos llorosos y las manos humedas, aclaro mi mente intentando desacerme de tal delesnable visión, y consigo girar el anillo natural de mis retinas para hacer foco sobre el monitor. Lentamente, leo nuevamente las palabras que dispararon las imagenes predictivas: Internal Server Error.

viernes, 20 de julio de 2007

Oh la la



Me sente. Estaba algo nervioso por la exposicion sugestiva a estimulos nuevos. Veia todo mas o menos purpura. Mire
el reloj gotico que controlaba mi ansieadd, y lo volvi a mirar por las siguientes 5 horas. Los trenes salian,
entraban, pero ninguno escupia un esbozo de argentinidad conocida. Mi mochila me pesaba, con los dos pares de
calzoncillos y el cepillo de dientes a cuestas. Estaba casi literalmente en bolas. Habia dejado mi escaza
experiencia callejera en mi casa, y depositado mi confianza en dos personas cuyo nivel de irresponsabilidad era
igual al mio. La sangre se agolpo en mi cerebro, no escuchaba, no veia. Horas de una travesia surrealista estatitca en un banco añejo, turcos y policias amenizaron mi estadia, luego de lo
cual, bronca que raja la espalda. Completamente desconectados. Alcance un telefono publico, tratando de hilvanar
cuatro palabras coherentes en un aleman de jeroglificos vocales, transformando signos por el enojo semi-contenido.
Tenia ganas de aplicar las torturas mas enfermas a las madres que los habian parido.Cuando finalmente los vi, caminando con ojos infantilmente abiertos por la expectativa, no pude hacer otra cosa que
sonreir y darles un afectuoso abrazo.
feliz dia a todos

jueves, 19 de julio de 2007

Brian May



La cara de Brian May me violenta. Es una rara sensacion de erupcion itestinal que se produce no en mis intestinos, sino en algún lugar del esófago, y sube despacio para tomar por asalto mis neuronas mas barrabravas. Ojo, no es bronca; el ex guitarrista de queen me parece un gran músico y seguramente debe ser una excelente persona, además el ritmo funcky de Another one bites the dust está buenísimo. Es un sentimiento efervecente que no se puede describir a ciencia cierta con mi limitado vocabulario aporteñado.Es algo en esa expresión de sacerdote deshilachado de pelo largo, con reminisencias caninas. Cada vez que veo su rostro benevolo tengo ganas de putearlo, y como no puedo, el mal humor me dura un par de horas. Me preocupa, tal vez en alguna otra vida Brian May tocaba el senserro en las tardes domingueras de America, y no la guitarra en Queen.

miércoles, 18 de julio de 2007

martes, 3 de julio de 2007

el invierno de los bizarros en el frigorifico



Se me cayó un dedo. No se realmente los pormenores físicos y/o metafísicos que condujeron a los simientos decadentes de mi destino corporal a realizar tal delesnable acto de autoflagelación inconsciente. Realmente, analizando las circunstancias coyunturales de la realidad que me rodea, probablemente las temperaturas que la -mal- calificada sabia naturaleza nos está obsequiando en estos a-energéticos tiempos, infundió una inusual rigidez frigorífica a mis extremidades, lo cual, segun nos ha enseñado la no realidad efectista del cine, puede conllevar nefastas consecuencias. A mi parecer, y observando detenidamente en este momento el espacio vacío que antes comodamente ocupaba mi dedo meñique, que tan fachera mano me hacía, creo vislumbrar de manera casi mágica, cual si una brillante manzana sobre mi cráneo hubiera caído, las razones de la pérdida de mi pequeño miembro discriminado. Es evidente que la falta de una temperatura aconsejable para la supervivencia humana, en conjunto con la ausencia de un dispositivo de calentamiento que logre revertir las condiciones naturales en las que nos vemos irreversiblemente sumergidos, ha concluido en el congelamiento surreal de mi dedo; al haber perdido por completo la totalidad de mis sentidos por las razones climáticas ya largamente explicadas, fui incapaz que comprender que un placer hasta hoy inofensivo como lo es sonar mis dedos, decanto en la separacion definitiva de una pequeña parte de mi cuerpo de todo el gran resto del mismo.